Consumo excesivo de alcohol y sus consecuencias hepáticas

Consumo excesivo de alcohol y sus consecuencias hepáticas

El proceso de deterioro del hígado va desde el conocido hígado graso, fibrosis hepática, cirrosis y hasta el cáncer hepático.

El 90% del alcohol que absorbe el organismo se metaboliza en el hígado a través de los hepatocitos, en las que el alcohol se “oxida” transformándose en acetaldehído, una sustancia responsable de los efectos nocivos del alcohol. El acetaldehído es capaz de estimular el sistema inmune y activar sustancias inflamatorias que dañan las células del hígado, degenerándolas y produciendo su destrucción.

El hígado sano es suave y esponjoso. El proceso de deterioro del hígado va desde el conocido hígado graso, fibrosis hepática, cirrosis y hasta el cáncer hepático. El desarrollo de tejido cicatricial, la mala alimentación y otras malas prácticas “Provoca que el hígado se endurezca y pierda progresivamente su función metabólica natural, lo que da paso a una Fibrosis Hepática”, aclara la Dra. Hannah Pitanga Lukashok, Directora del Departamento de Motilidad e Intestino Delgado del Instituto Ecuatoriano de Enfermedades Digestivas (IECED).

Síntomas

Los síntomas suelen ser silenciosos y progresivos. Se puede vivir con ellos sin que uno se percate de su presencia hasta cuando estén muy avanzados o cuando ya no haya marcha atrás. Por ello, la Fibrosis Hepática puede ser considerada como una condición degenerativa ‘muda’ del hígado, que lleva a la persona en su etapa final a desarrollar Cirrosis.

A medida que la enfermedad del hígado progresa a lo largo del tiempo, los pacientes comienzan a experimentar:

  • Pérdida de apetito y de peso
  • Debilidad
  • Náuseas
  • Color amarillento en la piel y los ojos (ictericia)
  • Acumulación de fluido e hinchazón en las piernas y el abdomen
  • Confusión y dificultad para concentrarse

Consumo recomendado

No se establece una cifra determinada como exceso de alcohol, pero siguiendo los límites de consumo considerados seguros internacionalmente, se determina que:

  • Hombres sanos máximo 30 gramos de alcohol/día
  • Mujeres sanas máximo 20 gramos/día.

Para desarrollar una enfermedad hepática es necesario un consumo diario de alcohol de entre 30 a 60 gramos al día en los varones y de 20 a 40 gramos al día en las mujeres durante un período de aproximadamente de 10 años.

El riesgo aumenta a medida que aumentamos el consumo de los gramos de alcohol. Del 100% de bebedores un 15 a 40% de las personas progresan a enfermedad hepática avanzada. La gran mayoría solo desarrolla hígado graso, que es una situación reversible al dejar de consumir. La cirrosis hepática se presenta en menos del 10% de los que beben más de 120 g de alcohol al día.

En el país cinco de cada cien personas con hígado graso desarrollan Cirrosis (que es la fase final de la Fibrosis Hepática). Esto significa que NO todas las personas que tienen el hígado graso terminarán con Cirrosis. Sin embargo, la cirrosis es la sexta causa de muerte de los ecuatorianos en el país.

Como resultado de varios estudios se han identificado varios factores que influyen como:

  • La infección crónica del hígado provocada por los virus de la Hepatitis B (HB) y Hepatitis C (HC), las cuales, debido a su naturaleza compleja, hacen que el hígado este más propenso a acumular fibrosis. Según estudios de salud de EE.UU., en este país la HC es el primer factor asociado a la Cirrosis.
  • El género y la edad son otras de las causas. Estudios de la Organización Nacional de Afectados por Hepatitis Virales (ONAH de España) revelan que los hombres son más propensos que las mujeres, así como también las personas mayores de 50 años.
  • Personas inmunodeprimidas (infectadas con VIH o cáncer), diabéticas (sobre todo los resistentes a la insulina inyectable), hipertensas, insuficientes renales crónicos, obesos y quienes consumen alcohol en exceso, entre otros.

Ahora bien, de acuerdo a la Asociación Catalana de Enfermos de Hepatitis (ASSCAT) “la fibrosis hepática no se desarrolla a la misma velocidad en todos los pacientes y de hecho en algunas personas con Hepatitis C o B (u otras condiciones), permanecen estables”. La progresión de la enfermedad no es lineal y, aparentemente, se acelera en sus etapas más avanzadas y de acuerdo a la cantidad de factores que posea cada persona. “Se ha demostrado que la suma de factores hace a la persona más proclive a tener FH en etapa avanzada (F4) o Cirrosis”, confirma la Dra. Hannah Pitanga.

¿Cómo saber si tengo lesiones hepáticas?

Para poder determinar el estado de nuestro hígado y saber si está lesionado es recomendable iniciar con una ecografía abdominal y/o hepática, que permite ver las características generales del hígado y, aunque de manera muy básica, ayuda a saber si el hígado está juntando o no grasa. Anomalía que también se logra divisar con la ecoendoscopía, como un resultado extra que se obtiene durante la exploración digestiva del paciente, por otras causas correlacionadas.

Además, se puede determinar a través de una prueba sanguínea, la cual no suele ser 100% falible, pero en caso de detectar indicios de FH, se accede al siguiente paso, que es la confirmación del diagnóstico a través de la elastografía hepática, también llamada elastografía impulsional; un procedimiento NO INVASIVO de última generación, rápido, sencillo y seguro que se realiza con un aparato conocido como Fibroscan.

“Es una prueba que permite determinar, a través de la elasticidad de los tejidos, si el hígado está enfermo y en qué etapa se encuentra”, explica el Dr. Carlos Robles Medranda, Director del Instituto Ecuatoriano de Enfermedades Digestivas. Además, puede medir el grado de grasa del hígado.

“Este tratamiento ha permitido reducir hasta en un 75% las biopsias y los costos de diagnósticos”, explica el Dr. Rolando Ortega, gastroenterólogo y hepatólogo clínico colombiano, quien es experto en el uso del Fibroscan, debido a que se logra medir a través de impulsos el grado de dureza del hígado.

Si el hígado tiene más duro el tejido, más rápido viaja el impulso, lo que implica que el hígado es cirrótico. Mientras que, si viaja más lento el impulso, significa que el hígado es más sano. “Y en cuestión de unos pocos minutos, sin necesidad de cirugía, con solo apuntar sobre la piel la ‘pistola’ (o palanca) del Fibroscan, es posible saber si el hígado del paciente es o no cirrótico”, advierte la Dra. Hannah Pitanga.

Por último, está la biopsia hepática, un procedimiento tradicional INVASIVO, en donde se extrae una muestra de tejido, a través de microcirugía.

La recomendación principal es abandonar el consumo de alcohol, llevar una alimentación adecuada, hacer chequeos constantes y seguir el tratamiento adecuado según la situación de tu hígado.

El hígado es uno de los órganos más grandes de nuestro cuerpo, recibe aproximadamente 1,5 litros de sangre por minuto y cumple 500 funciones por lo que es fundamental cuidarlo. Las funciones más importantes de este órgano son la producción de hormonas y proteínas; el control de los niveles de azúcar, colesterol o triglicéridos en el torrente sanguíneo; la ayuda en la coagulación de la sangre; y, además, la producción de bilis, una sustancia líquida que interviene en la digestión, amortiguando los ácidos gástricos del estómago.

Referencias

Share this post